domingo, 1 de febrero de 2009
Color y Sufismo
Los Bellos colores del corazón. Color y Sufismo Tomo 1, por Ana Crespo
Estos volumenes apasionados de Ana Crespo en torno al cromatismo simbólico del corazón profundo (qalb) que tengo el honor de comentar constiuyen un compendio de la meta física del color en el sufismo. Las páginas que la autora va entretejiendo en una prosa poética que en más de una ocasión accede al "duende" resulta a manera de grimorio ilustrado, solo que aquí se trata de la magia que los arabes llamarían "lícita" (sihr al-halal).
Del prólogo de Luce López-Baralt
Una profesora de la Escuela de Arte presenta un libro en El Cairo sobre «sufismo»
Martes, 06-01-09 - Agencia EFE
TALAVERA. La profesora de arte Ana Crespo reflexiona en su libro «Color y sufismo», recién presentado en El Cairo, sobre el arte contemporáneo y defiende que el artista debe responsabilizarse de «reactualizar» la sabiduría tradicional para conectar así pasado y presente.
Doctora en Bellas Artes y profesora en la Escuela de Arte de Talavera de la Reina desde 1988, Crespo ha presentado el libro en Egipto durante un congreso mundial sobre el pensamiento místico del filósofo Ibn Arabi, nacido en Murcia a mediados del siglo XII.
En una entrevista a su regreso a Talavera, Ana Crespo desgranó cómo llegó al sufismo, la corriente mística del islam en la que investiga desde 1992 buscando respuestas sobre el arte contemporáneo y el artista.
«Planteo que las tradiciones hay que reactualizarlas; la función del artista, desde mi punto de vista, es actualizar toda esa sabiduría en una obra contemporánea, es conectar pasado y presente», explica esta artista que llegó al sufismo tratando de relacionar arte, espiritualidad y vida.
En su opinión, el artista tiene «cierta función de hermeneuta» en cuanto que descifra los «signos» presentes en la naturaleza y en los colores para hacer «más fácil» la vida y para «la sanación y armonización» del alma de la misma forma que el médico trabaja con el cuerpo.
La pregunta que Ana Crespo se hizo hace años sobre el papel que debe tener el artista en el arte contemporáneo le hizo adentrarse primero en la cultura zen y después en el sufismo, que, además, está presente «en las raíces de nuestra tradición, aunque no se conozca», matiza.
Para Crespo, el sufismo es «concentración interior y apertura absoluta a lo exterior» y por este motivo es una corriente muy valorada en los últimos años.
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